Hay
libros que se piensan
libros que se piensan
eruditos
con el
lomo en plena pompa
y una bien pinche chingona
tipografía
saben que sus editores muertos
aguardan complacidos
que en sus hojas se dice
lo indecible y aparece
—como
tromba—
lo probable
Allá
en sus anaqueles brillan
su tumulto su cordura su silencio
Semejan piedras que respiran
sus propios suspiros
Habitan la meditación perpetua
y se piensan pesados pasadizos
in des con fi gu ra bles
hasta que un día —dos quizá—
hasta que un día —dos quizá—
llegan unos porros
de la UNI
y los queman
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